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Migrantes, atrapados en millonario negocio del secuestro en frontera México-EU

Migrantes, atrapados en millonario negocio del secuestro en frontera México-EU

Publicado el 13 de octubre de 2014
por Reuters en Pulso Diario de San Luis

Agolpados en ciudades caóticas como Reynosa, sede del secuestro de migrantes en México y donde la policía patrulla las calles a bordo de vehículos blindados y los tiroteos son cosa común, los migrantes son raptados de autobuses por pandilleros que autoridades federales dicen están coludidos con policías locales. Los mantienen cautivos en pequeñas casas con docenas de otros migrantes y piden rescates por hasta 5,000 dólares por cabeza. Mujeres que no pueden pagar son violadas, mientras que los hombres enfrentan el riesgo de golpes y de ser reclutados por pandillas, según la policía.

Juan Marcos Guardado, un reparador de techos de 27 años, dijo que fue traicionado por un compañero hondureño poco después de que llegaron en autobús a Reynosa. El hombre condujo a Guardado con dos hombres que dijeron que eran miembros del temido cártel del Golfo y pidieron a sus familiares 1,500 dólares para después pasarlo a otro grupo de secuestradores. “A mí me han secuestrado, me han golpeado, me han robado, me han puesto a trabajar y no me han pagado”, dijo Guardado, mostrando las quemaduras y cicatrices que cubren su cuerpo y cuero cabelludo rapado.

El secuestro de migrantes centroamericanos, algunas de las personas más pobres en el continente, no es nuevo.El muy violento cártel de Los Zetas estuvo en el 2010 detrás de la masacre de 72 migrantes centroamericanos en el norteño estado de Tamaulipas, donde se ubica Reynosa, sitio en el que también nacieron sus enemigos, el cártel del Golfo.Pero un reciente auge en el número de migrantes centroamericanos que se dirigen a Estados Unidos -aunado a exitosas operaciones de las fuerzas de seguridad mexicanas para golpear el negocio de los cárteles- se ha convertido en una lucrativa fuente de ingresos para las bandas del narcotráfico.

NARCO INC. DIVERSIFICADO

La captura o asesinato de varios importantes líderes del narcotráfico en los últimos meses ha dividido también a grupos criminales como el cártel del Golfo y los Zetas, dejando a células de ellos valerse por sí mismas. Los vulnerables migrantes se convierten en presas fáciles.Mientras que las drogas siguen siendo la mayor fuente de ingresos de los cárteles, agentes de seguridad y analistas expertos en drogas dicen que una caída en los volúmenes junto con un reforzamiento de la seguridad en la frontera de Estados Unidos con México apuntan a menores embarques.

Los secuestros les ayudan a compensar esa baja y a elevar ganancias.La cantidad de cocaína incautada a lo largo de la frontera suroccidental de Estados Unidos con México ha caído más de un 55 por ciento desde 2011, de acuerdo a datos de la oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.Como resultado de ello, “se ha pasado a una etapa aún más predatoria”, dijo Antonio Mazzitelli, jefe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito en México, refiriéndose al secuestro y la extorsión sistemática de los migrantes. “La crisis de los mercados de drogas ha provocado que estos grupos, y los nuevos que han surgido, se hayan enfocado más en estos nuevos mercados que se están volviendo complementarios, en algunos casos de substitución, al mercado de la droga”, dijo.

Es difícil calcular cuánto vale el negocio de secuestrar a migrantes. En 2009, la Comisión Nacional de Derechos Humanos estimó que el negocio generó alrededor de 50 millones de dólares al año, pero expertos en seguridad dicen que esa cifra ha aumentado desde entonces.Un funcionario de migración de alto nivel en Tamaulipas dijo a Reuters que las bandas mexicanas ahora ganan al menos 100 millones de dólares al año por el secuestro de migrantes, y líderes empresariales creen que está cerca de 250 millones de dólares, basados en el número de migrantes que pasa por Tamaulipas y casos de secuestro de los que tienen registros.

El funcionario de migración, que pidió permanecer en el anonimato por razones de seguridad, dijo que el número de personas rescatadas se ha duplicado desde el año pasado, a unas 600 en lo que va del año tan sólo en el sur de Tamaulipas. Pero él interpreta esto como una señal de que más personas están siendo secuestradas en lugar de indicios de que las fuerzas de seguridad estén siendo más exitosas.“Pagan lo mismo por un niño que por un adulto o por una mujer o por una embarazada. Todos cuestan lo mismo”, dijo.

Estimó unos 5,000 casos de migrantes secuestrados sobre la base de los casos que ha visto.Un jefe policiaco de alto nivel en Reynosa, que insistió en el anonimato por temor a represalias, dijo que los grupos de secuestradores de migrantes utilizan una amplia red de informantes para buscar nuevas víctimas.Dos de sus colegas fueron arrestados en julio por sospechas de vínculos criminales y dijo que algunos policías trabajaron con pandilleros, a los que les avisaban de redadas planeadas. “Un migrante que llega aquí, corre muchísimo riesgo de que sea levantado (secuestrado), muchísimo”, dijo.

TRANSFERENCIAS BANCARIAS A “PRESTANOMBRES”

Paola Quiñonez sufrió una típica captura.El 13 de junio, un grupo de hombres bajó a la fuerza de un autobús a la madre soltera hondureña de 21 años, a las afueras de Reynosa. El conductor, que dejó a los hombres actuar, se echó a reír cuando la arrastraron fuera, dijo ella.Los secuestradores la llevaron a una pequeña casa con otros 30 migrantes y llamaron a su primo en Estados Unidos para exigirle el pago de 2,000 dólares por dejarla libre o 4,000 dólares para ayudarla a cruzar la frontera. Cuando su primo les dijo que no podía pagar, Quiñonez temió que sería asesinada. “Si pagas, vas a ver a tu familia, si no, quién sabe”, le dijeron sus captores.

Quiñonez fue posteriormente rescatada y tiene ahora una visa para permanecer un año en México, donde aboga por los derechos de los migrantes.Autoridades en ambos lados de la frontera dicen que casi todos los pagos de extorsión se hacen a través de la compañía de servicios de transferencia de dinero Western Union.La destacada activista antisecuestro Isabel Miranda de Wallace dijo que la mayoría de los captores pide que el dinero les sea enviado a través de Banco Azteca, que utiliza la infraestructura de Western Union. Un portavoz de Western Union dijo en un correo electrónico a Reuters que estaban conscientes del problema y que trabajaban estrechamente con las fuerzas del orden para evitar que sus servicios fueran mal utilizados.

Por su parte, Azteca dijo que el banco “cumple totalmente con las regulaciones contra el lavado de dinero y ha puesto en marcha programas adicionales en áreas específicas, como Tamaulipas, donde las autoridades han expresado su preocupación por actividades ilícitas”.Los secuestradores suelen pedir que los fondos sean enviados a la cuenta bancaria de alguien que ha sido presionado para recibir el dinero, o que recibe una comisión a menudo de 150 dólares, según expertos en inmigración. El “prestanombres” puede recibir hasta 150 transferencias electrónicas antes de que lo dejen ir. Es poco probable que los titulares de las cuentas denuncien a las bandas criminales por temor a represalias, por lo que es difícil para las autoridades determinar a quién fue entregado el dinero en última instancia.

JAULAS DE MIGRANTES

El negocio sin embargo no termina en la frontera. Incluso si logran cruzar la línea fronteriza, los migrantes se arriesgan a ser secuestrados por grupos delictivos que operan en territorio estadounidense.Greg Palmore, un portavoz del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos en Houston, dijo que las “casas de seguridad” sólo en esa ciudad generan “millones de dólares” al año para los delincuentes. Las casas de seguridad son utilizadas por los traficantes de personas para retener a los inmigrantes ilegales mientras reciben su pago.

En marzo, una redada en Houston liberó a 115 migrantes centroamericanos que permanecían casi desnudos en una casa después de que sus zapatos y ropa les fueron confiscados para evitar su escape.En el lugar también había varios cientos de aves que la policía cree que eran utilizadas en peleas de gallos ilegales.“Estamos viendo mucha más violencia y abuso de los extranjeros, y más armas de fuego en las casas de seguridad”, dijo Palmore. “Cada vez más las situaciones de tráfico de personas que encontramos implican asesinato, violación y agresión”, añadió.

La mayoría de las casas de seguridad en Estados Unidos están en Houston y el sur de Texas, dicen funcionarios de inmigración de Estados Unidos, señalando que muchos de los secuestradores son antiguas víctimas de secuestro, mientras que otros son ciudadanos estadounidenses.En México, la policía federal ha rescatado a 71,415 migrantes secuestrados desde el 2007, de acuerdo con el Observatorio Nacional Ciudadano, un grupo civil que vigila la justicia y la seguridad en México.

Casi todos ellos eran centroamericanos, con el 51 por ciento proveniente de Guatemala, aproximadamente una cuarta parte de El Salvador y casi un 20 por ciento de Honduras.CONDICIONES INFRAHUMANASDurante los 10 días en que estuvo encerrada, Quiñonez fue retenida en dos casas en diferentes barrios de Reynosa, que estaban atestadas de madres centroamericanas, muchas con niños de pocos meses. La mayoría dormía en el piso, en la suciedad. Quiñonez apenas comió durante esos días, y sufrió una infección ocular. Aunque no vio violaciones, sus captores golpeaban e insultaban con frecuencia a los hombres encerrados.

También presumían de que tenían el control de la policía de Reynosa.Cerca de cada medianoche, los que lograban pagar por su libertad eran sacados de la casa para ser llevados a Estados Unidos, dijo.Quiñonez, que no pudo pagar, se deprimió profundamente. Pero fue inteligente y cuando sus captores le dijeron que llamara a su familia para pedirles dinero, contactó en secreto a un albergue en el sur de México y describió el lugar donde la tenían. El 23 de junio, dos policías federales llegaron a la casa, llamándola por su nombre. Los secuestradores huyeron pero fueron capturados posteriormente. Los policías, como supo después, fueron enviados desde Ciudad de México para evitar fugas de información.“Creo que no es justo que todas las personas tengan que pasar por tantas cosas”, dijo Quiñonez.

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