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Más de 61 mil migrantes guatemaltecos han sido deportados principalmente desde México y Estados Unidos

Publicado el 24 de septiembre de 2018
por Grecia Ortiz en Diario La Hora. Fotografía de Diario La Hora.

“Ya había estado anteriormente allá hace seis meses, pero de ahí no me gustó como están las cosas aquí -Guatemala-, allá hay más oportunidades e intenté regresar”, dice Pedro mientras relata a La Hora Voz del Migrante, en las instalaciones de la Casa del Migrante, en zona 1; su camino como migrante que finalizó al entregarse a autoridades de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP por sus siglas en inglés).

Cuando Pedro se entregó estaba acompañado por su sobrino, quien realizó la travesía junto con él, porque también soñaba con un mejor futuro. De momento, el menor de edad aún no retorna al país y se espera que sea en los próximos días.

Hasta la primera semana de septiembre, las personas deportadas al país sumaban más de 61 mil, que comparado con el último año registró un incremento de al menos 20 mil migrantes más.

Las condiciones para quienes retornan, a decir de guatemaltecos radicados en EE. UU., resultan complicadas porque Guatemala no parece mostrar avances y las condiciones que motivan la migración aún persisten, por ello pensar en volver junto a sus familias no parece ahora una opción viable, sumando a esto la situación de inestabilidad política generada por el Gobierno.

En tanto el Procurador de los Derechos Humanos, Jordán Rodas, añade que mientras las condiciones de corrupción se mantengan en el país, los derechos humanos continuarán siendo mermados para la población.

No era la primera vez que Pedro decidía emprender el viaje al “Norte”, según relató a este medio. Por diez años trabajó en un vivero de la ciudad de Kansas en Misuri, junto a familiares que viven en ese país.

“Yo volví en un vuelo a Guatemala y estuve detenido en McAllister Texas, pero no era la primera vez que me iba, yo ya había estado anteriormente allá hace seis meses, pero de ahí no me gustó como están las cosas aquí -Guatemala-, allá hay más oportunidades e intenté regresar”, afirmó.

El entrevistado aseguró que aunque decidió volver, hasta ahora no se siente arrepentido de la decisión que tomó porque quería ver a su familia, que vive en Honduras, aunque es originario de Esquipulas.

Con detalle, también explica el temor que genera en los migrantes el ser detenidos, en su caso viajó con un Coyote y pudo ver cómo decenas de personas trataban de llegar a Estados Unidos, algunos al verse descubiertos corrían para evitar ser detenidos, incluso arriesgando su vida y lanzándose a las aguas del Río Bravo.

En Estados Unidos viven dos de sus hermanos. En un principio soñaba con ganar dinero por su trabajo, porque en Guatemala ese sueño no lo ha logrado alcanzar.

Asimismo, comentó que aunque no logró cruzar la frontera, al enterarse que había retornado sano y salvo su familia se alegró porque temían que algo malo le fuera a ocurrir, sobretodo porque han sabido en otros casos de tragedias en las que las personas mueren por tratar de migrar.

“Yo decidí volver (a Estados Unidos) porque no me gustó estar aquí en Guatemala, ya ve que tienen oportunidades de trabajo allá, hay cosas con las que uno puede salir adelante y estudiar inglés, hay de todo. Aquí hay mucha violencia”, aseveró.

Él cree que en Guatemala aún falta mucho para poder recibir a los migrantes retornados, porque no todos tienen las mismas posibilidades de encontrar un empleo digno y bien pagado.

Por momentos, el guatemalteco observa cómo un grupo de personas de diferentes países de Centroamérica elaboran unas piñatas, como parte de las actividades que la Casa del Migrante desarrolla con frecuencia.

Aunque la violencia y economía de trabajos mal pagados impulsa a las personas a migrar, a decir del entrevistado, la corrupción también es responsable de la migración, porque la falta de transparencia en hospitales, escuelas o instituciones no permite que los recursos lleguen a donde deben, “la corrupción sí afecta a la población”, afirmó.

Sus planes ahora son viajar junto a su familia y dedicarse a la agricultura, precisamente al cultivo del café porque con sus años de trabajo logró adquirir un pequeño terreno que piensa impulsar para salir adelante.

También dijo que sabe la difícil situación en cuanto a la comercialización del café, pero tiene esperanzas de que lo que coseche pueda servir para el sostenimiento de su familia que necesita de su apoyo.

Finalmente, relató que hubiera llegado a Estados Unidos de no ser porque se entregó y sabía que corría peligro porque viajaba junto a un sobrino de 8 años que buscaba también un futuro mejor, sin embargo, no fue posible y ahora están a la espera de la llegada del pequeño.

A principios de septiembre, los registros de la Dirección General de Migración de personas deportadas por la vía aérea desde Estados Unidos ya sumaban 34 mil 829, superando así el dato de los últimos tres años.

Desde México son 27 mil 163 personas deportadas, es decir 7 mil 163 más que en 2017. Solo en este año, la cifra unificada registra un aumento de 19 mil 649, en relación a los 42 mil 343 que se sumaron el año pasado.

Al igual que los retornos, la situación en remesas también muestra un aumento. Hasta agosto pasado, los registros del Banco de Guatemala (Banguat) apuntan que el país recibió un total de US$6 mil 077 millones 858 mil 900 por concepto de remesas, que se encuentran a US$2 mil 114 mil 354 mil 200 de superar lo obtenido en 2017.

No obstante, para Luis Linares de la Asociación de Investigación en Estudios Sociales (Asies), esa perspectiva de aumento de remesas y deportaciones, solo termina de confirmar que el flujo constante de la migración se mantiene, es decir más personas están migrando.

“Hay varios factores que pueden explicar lo del incremento de remesas. Uno de ellos es indudablemente el aumento del número de migrantes, porque las encuestas que ha hecho la OIM revelan un incremento sostenido, hay incremento del número de migrantes”, afirmó.

Además, cree que influye el hecho de que migrantes logran incrementar sus ingresos, porque logran mejorar en sus puestos de empleo.

Sobre casos como el de Pedro, el entrevistado explicó que el panorama es complicado, porque prácticamente vuelven a las mismas condiciones en el país, incluso a una situación económica todavía más complicada que la que tenía.

“Las condiciones laborales en Guatemala, lejos de mejorar han empeorado”, anotó Linares.

Al respecto, el guatemalteco Rodulfo Santizo, migrante de la Asociación Primaveral Inc., considera que la situación de los retornados en Guatemala cada día se complica más a causa de Gobiernos corruptos.

“Desgraciadamente la nación la están destruyendo y por el momento solo se ve maldad institucional, la que no permite que se desarrolle… los migrantes en su mayoría tienen temor en su regreso a Guatemala porque la inseguridad, falta de acción del Estado en el gasto público, no permite crear oportunidades para reiniciar proyectos productivos de ninguna clase”, aseguró.

El guatemalteco agregó que los connacionales desde el extranjero desean aportar para lograr un cambio en Guatemala porque su deseo es ver diferente a la tierra que dejaron, con oportunidades para todos, en donde haya empleo, educación, seguridad, justicia, salud y bienestar general.

Al igual que Santizo, el connacional Juan Carlos Pocasangre residente en Nueva York, opinó que la mayoría de los retornados piensan en volver a Estados Unidos, porque en su país no encuentran garantías que les permitan vivir en libertad y la inseguridad no permite que puedan impulsar un negocio.

Quienes viajan con frecuencia, asegura que hacen comentarios negativos del país, “todos hablan de que han pasado por una forma de delincuencia, por eso en mi caso no veo que se haya avanzado en algo”.

A decir del entrevistado, lejos de que existan avances, se ven retrocesos que impactan en la población.

Pocasangre explicó que por ahora si tuviera la oportunidad de volver al país, no lo haría porque no existe certeza de mejora en el país.

“Los guatemaltecos quisiéramos volver a Guatemala, pero así como están las cosas jamás, la tranquilidad que tenemos aquí, incluso hablamos con mi familia que aquí estamos bien… en Guatemala no se ve futuro… ahora hasta tenemos miedo de irnos allá y quedarnos encerrados en una guerra civil, ahora estamos tratando de evitar ir”, afirmó.

Asimismo, afirmó que las últimas decisiones del Gobierno, en las que se ve una posición en contra a la lucha contra la corrupción tampoco resultan alentadoras.

Betsy Castellanos de Paredes, desde Nueva York, expresó que la realidad para las personas deportadas no parece ser tan grave, sobre todo gracias a la existencia de las remesas, pero los avances de país aún no son como se esperarían.

“En lo que veo que ha prosperado es en que la gente se ha esmerado más en retomar sus estudios, en estructuras, Pero la situación económica para el pobre y clase trabajadora sigue igual”.

Aunque traten de salir adelante, afirmó, que las personas no pueden hacerlo porque las carencias del país son grandes.

“Y para acabar de ajustar y principalmente el Gobierno está en un círculo vicioso a conveniencia, no les importa el pueblo y sus necesidades, son aves de rapiña solo hay carne para ellos y los suyos”, expresó.

Asegura que de momento no piensa volver a radicarse en Guatemala, dada la inseguridad que existe en el país, además, que considera que el pueblo es esclavo de un sistema corrupción y de la delincuencia común.

“Muchos han construido casas soñando regresar, pero ya no encuentran un hogar. Conozco casos de personas que han tenido que volver, han sido amenazados o extorsionados”, aseguró.

Finalmente para ella resulta injusto que después de haber ayudado a sostener la economía del país se ignore a los migrantes y olviden sus aportes, “resulta triste volver al país bajo estas condiciones”.

Aroldo Ramírez, desde California, explica que la situación para los deportados es crítica, porque se enfrentan a una escasez de trabajo, oportunidades y muchas personas caen en depresión y “situaciones tristes” porque no encuentran salida a sus problemas.

Ramírez cree que recibir el impacto de una deportación resulta muy complicado tanto para la persona como la familia porque, se pierden las esperanzas de un futuro mejor.
“La familia sufre, porque económicamente se perdió todo, muchas veces hasta se da la desintegración familiar”, expresó.

El entrevistado tampoco duda en afirmar que de momento no piensa volver a Guatemala, le atemoriza la situación de país puesto que la desestabilidad política no es un incentivo para que retornen por ahora.

“Yo en mi caso personal creo que no hay seguridad para nuestros ciudadanos y mucho menos para nosotros que vamos para allá, sobretodo porque nos hemos vuelto enemigos de Gobierno al declarar no grato al Presidente y que no estamos contentos por lo que está pasando en Guatemala”, comentó.

Desde hace 35 años expresó que no siente un temor como el que ahora se percibe y cree que quienes vuelven deben pensarlo con cuidado, principalmente sabiendo el caos que se vive, “hay que pensar bien lo de regresar a nuestro país”.

Para tener una perspectiva de la situación que viven los deportados al país, el migrante Ronald Castillo dijo que ha conocido casos de personas que después de haber vuelto a sus hogares en Guatemala deciden migrar nuevamente, aunque eso implique un peligro.

Ese tipo de comentarios demuestra que la situación de país no es la mejor, además, la coyuntura política, en lugar de fomentar el retorno de familias, más bien desincentiva, señaló.

“Yo a veces he pensado irme y trabajar por mi cuenta, pero a la vez se desanima uno también por todo lo que pasa”, dijo.

Las condiciones para recibir a la gran cantidad de retornados, a decir del entrevistado, no son las mejores y lo preocupante es que el flujo migratorio se mantiene.

La desventaja de las personas retornadas, a decir de Marlon González, quien también residente en EE. UU., se hace más evidente cuando no pueden mejorar su calidad de vida, al igual que la de su familia.

“Se ven con la única opción de tener que retornar a Estados Unidos porque no existen programas que les venga a certificar el trabajo que realizaron, por lo tanto no pueden mantener ese nivel que tenían”, anotó.

Finalmente el economista y activista Jorge Santos, aseguró que el único mecanismo para frenar las tasas de migración existentes es generar políticas públicas que puedan generar una vida digna en el país.

Porque de lo contrario, se mantiene un modelo de corrupción, clientelar y corrupto, debilitamiento de instituciones y por lo tanto se pueden palmar mayores índices de pobreza y discriminación.

Para los retornados, el analista anotó que existen varios obstáculos tales como el pago de deudas, conseguir un empleo digno, por lo que de nuevo se aventuran a migrar buscando los niveles de ingreso que tenían.

Jorge Mario Chajón, director del Instituto Guatemalteco de Turismo (Inguat), señaló que actualmente las cifras de remesas van en aumento, esto da como indicio que la cantidad de guatemaltecos que está llegando a Estados Unidos también va en aumento.

“El departamento de Estado de Estados Unidos, tiene sus ojos puestos en el Triángulo Norte, pero especialmente en nuestro país, por la cantidad de guatemaltecos que están migrando”, señaló.

De acuerdo a Chajón, en países como Guatemala, es necesario invertir en proyectos comunitarios que impulsen el desarrollo.

“Los resultados no son inmediatos, ni los presupuestos son altos, pero si tuviésemos una propuesta concreta y un mayor aporte del gobierno central hacia el turismo, podríamos mejorar y acelerar los resultados”, destacó.

El Procurador de Derechos Humanos (PDH) Jordán Rodas, anotó que mientras no se combata la corrupción, existirá en Guatemala un menor cumplimiento de los derechos humanos, porque el Estado se ve limitado en cuanto a recursos que sirvan para atender las necesidades de la población.

“En lugar de ser utilizados para prioridades tan importantes como la salud, seguridad, infraestructura, justicia, pues va este dinero a manos de funcionarios con la participación de malos empresarios que han vivido de este modus operandi”, comentó.

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